miércoles, 28 de abril de 2010

AHITI

En medio de un panorama desolador, creo que nadie llegará jamás a entender por qué un pueblo tan pobre como ahiti tiene que sumar a sus sufrimientos una tragedia de semejante magnitud como la de verlo todo destruido en segundos y encontrarse con los cuerpos de las familias y conocidos desparramados por las calles o, peor, no encontrarlos jamás.
En ese momento comprendes que ninguna preocupación es real mientras tienes la vida y puedes aferrarte a ella, mientras tienes la oportunidad de luchar cada día por conseguir lo que necesitas.
El polvo lo que lo cubre todo, aún las ganas de continuar. Tus colores, los de la naturaleza, no se ven en Haití; solo existe un espesor en el ambiente que parece haberles borrado de la vida.
Haití necesita sentir que hace parte del mundo, que sus habitantes son seres humanos y que la prioridad de la humanidad continúa siendo la vida.


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